Protejan las Puertas de Su Conciencia

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Ustedes pueden decir que la conciencia de un hombre es como un edificio grande y nuevo dado en custodia a su alma, inmaculado y sin mancha. El libre albedrio del alma, determina qué tipo de material, mueble y especie humana será admitida dentro de este bello edificio. Lo que el alma permita que pase a través de las puertas (centros), con eso debe vivir, porque el alma está pre – destinada a vivir dentro de este edificio.

El alma descuidada no provee una protección y permite al tráfico que pasa por el camino, que entre y habite, y luego es infeliz en la discordia personalizada de los habitantes de su exquisito templo.

El alma sabia, conociendo que debe vivir dentro de este edificio, está constante y conscientemente informada de todo aquel quién aplique para obtener la entrada a través de los medios de su visión, audición y la naturaleza del sentimiento, además de las facultades internas de la contemplación y la meditación. A través de tal discriminación sabia, el ser escoge sus propios visitantes, y su  edificio y conciencia moran como un lugar de Paz y Gloria para el Señor, y escoge un medio ambiente adecuado en el cual individualmente pueda desarrollar su propia naturaleza superior en preparación para su Ascensión.

Por lo tanto, vigilen que las puertas de sus conciencias estén siempre bien protegidas por su propio Ser Superior, y donde las hayan abierto y admitido la imperfección, reordenen su vida desechando mediante y a través del uso del Fuego Sagrado, a estos intrusos desagradables y no bienvenidos.

Un hombre no puede ser perturbado excepto por eso que él permite que entre en su mundo a través  de su conciencia, y sin embargo la conciencia es la menos protegida de todas sus posesiones.

Libro: Conciencia Divina, LAINEC

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