LLAMEN A HÉRCULES Y AMAZONA
El Puente, octubre 1958
4 de julio de 1958
Hay ciertos momentos en la vida de cada chela en que él o ella está en una posición donde las energías y el poder dinámico no están disponibles a través del ser externo.
Cuando exista esa condición, llamen al Amado Hércules y a la Amada Amazona, llamen al Amado Miguel y a la Amada Fe, llamen al Amado Morya, llamen a cualquiera de Estos Seres Divinos para que les den Su ayuda y asistencia a ustedes y Ellos revitalizarán por ustedes sus cuerpos inferiores con ese poder que requieren para continuar continuando.
Reservas efímeras de energía como nubes que son susurradas o desvanecidas delante de los vientos no son las actividades del Fuego Sagrado de las cuales hablamos.
Hablamos de energía que ha sido calificada y cargada durante eones de tiempo por Seres inteligentes auto-conscientes y que es suya para usar al enviar hacia arriba meramente un hilo de pensamiento o una oración desde el corazón aún sin usar palabras si la ocasión es importante y no estén en un lugar en que puedan hacer una expresión audible con discreción.
Ahora bien, amados seres, si alguien les dijera aquí sobre la Tierra que ellos habían colocado como una dote para ustedes en una de las casas de inversión mas segura sobre el planeta, un millón de dólares en efectivo, para que lo usaran, durante toda su vida, libremente, debido a que deseaban disfrutar la búsqueda de la felicidad y tener su liberación.
Piensen y sientan esa liberación que llegara a ustedes, a aquellos de ustedes que temporalmente no tienen esa liberación.
¡Ahora bien! ese millón de dólares es como un pedazo de papel, que es todo lo que es de cualquier manera, comparado con el reservorio cósmico de los Elohim, de los Arcángeles, de las Arcangelinas, de los Querubines, de los Serafines, de la Hueste Angélica, de los Seres Cósmicos, del Logo Solar, del Instructor Mundial, de los Jerarcas de los Retiros, del Maha Shaib y de Nosotros mismos; y donde la riqueza mundial esté cambiando en esta época, pronto sólo aquellos cuya Luz arda brillante tendrán el sustento para sostener a las masas.
Saint Germain
La Palabra, agosto 1993