El Alma Buscadora Considera lo Nuevo
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Ha sido predicado que el alma buscadora de las edades se ha afirmado sobre las tantas y muchas necesidades o requerimientos que el individuo, en su conciencia evolucionada personalmente, sintió que una vez alcanzadas, serían la meta final.
El poder motivador detrás de toda acción mental, física o emocional, determina en alto grado la meta final y la experiencia externa hacia la cual el alma, en su búsqueda, se lanza a sí misma.
El hombre, en su imperfección, llegó a estar consciente cada vez más de la ausencia de ciertas cualidades, características, o posesiones, y durante la etapa experimental de su progreso a través de la materia (sin aún buscar lo suficiente él mismo para recibir la guía en cuanto a la meta en particular hacia la cual pudiera dirigir las fuerzas y energías de su ser), ha empleado muchos caminos privados buscando la riqueza, la compañía, la salud, el poder, etc., sintiendo que estos regalos en sí mismos le harían a él un Ser completo.
El poder motivador detrás de la energía, formó su sendero, y la Ley de Atracción Magnética le atrajo eventualmente hacia la meta que él había establecido como lo último de su viaje. Aunque a menudo esto el tomó muchas encarnaciones, desde su paso inicial sobre tal camino privado, hasta su terminación, el encontró que ESE regalo o cualidad en particular no era el alimento final, y que de nuevo tendría que establecer el rumbo del viaje en otra dirección.
Mirando el progreso, muy de cerca, pero no completamente, de cualquier corriente de vida individual, antes que un círculo sencillo, encontramos rayos como una rueda corriendo desde el centro hacia un lugar remoto, y de nuevo regresando, no existiendo circunferencia o círculo externo que los conecte y los unifique en un propósito.
Como ya la humanidad ha gastado millones de años en la búsqueda de la plenitud de su propia conciencia, y ha explorado hasta su final casi todos los senderos concebibles tejiendo la energía de su propia vida, llegamos, al final de la era, a un período en que las almas de los hombres están inciertas, confusas, desilusionadas y aturdidas, sin saber a qué camino volcarse para encontrar esa Plenitud que nunca le dará a la corriente de vida descanso hasta que la logre.
Vamos, entonces, en nombre de la humanidad de la Tierra, a invocar a la Presencia de la Diosa de la Verdad, la Amada Pallas Atenea. Permítase que el dogma, el credo y opinión preconcebida, pasión y deseo de los sentidos de lo externo sean reemplazados dentro del corazón de la conciencia de todas las personas por el deseo de saber la Verdad plena en lo que a la vida concierne, sus relaciones con ésta, su capacidad de atraerla, y a través de la unificación con ella completar su Circulo de Manifestación, llegando a ser la Divinidad Individualizada.
El Sendero Místico que avanza desde el Cuerpo Emocional, dirigido por la Fuerza Mental y las Energías de Vida, concentradas, conducirán al hombre en cualquier dirección que él pueda escoger enviarla, y al final del Sendero, encontrará exactamente lo que sus sentimientos han estado buscando, pero aquel que escogiera seguir el Sendero de la Verdad, le será revelado, como una gran Luz, la Voluntad del Padre, su relación con El, y sus capacidades para incrementar y multiplicar las glorias del Reino.
Libro: Conciencia Divina, INEC