LA GRAN JUNTA KÁRMICA

El Puente, mayo 1961

¡»YO SOY» Aquel Quien siguió a Platón y Aristóteles en la Escuela Peripatética! Les impartiré en términos simples varias respuestas a preguntas que son imperativas para el entendimiento y aplicación de La Ley Espiritual.

¿Qué es la Junta Kármica?

La Junta Kármica es un Concilio el cual asumió volunta­riamente tanto la responsabilidad como la obligación de cumplir las lecciones necesarias requeridas por cada individuo quien ha­ya tomado la encarnación sobre el planeta Tierra.

Todos los de la humanidad fueron creados originalmente a Imagen y Semejanza del Dios Padre-Madre sin mancha de pe­cado. Cada uno fue dotado con el poder del libre albedrío usando sus facultades creadoras para cumplir su porción del Plan Divi­no.. Mientras cada individuo utilizó este libre albedrío para cumplir sus Misiones Divinas, la Primera Edad Dorada floreció. En esa época no había necesidad de La Junta Kármica. Las Segunda y Tercera Edades Doradas completa­ron su curso de igual manera.

El ciclo de la Cuarta Edad sobre el planeta Tierra encontró a Su voluntaria Anfitriona ante gente de otros planetas quienes se habían rebelado contra la Ley de Dios y así que eran huérfanos planetarios, retrasados. ¡Entonces los pueblos de la Tierra, a pesar de la protección invocada por el Señor Miguel y Otros Seres Divinos, sucumbieron ante el pecado sutil de la curiosidad!

Su experimentación con el mal uso del libre albedrío causó lo que es conocido como ‘la caída del hombre*. ¡Ellos llegaron a estar ena­morados de su uso de los poderes creativos, independientes de la Dirección de Dios, y nació eso que conocen como el alma!

Anticipando esta rebelión contra El Dios Padre-Madre y la discordia resultante que resultaría, tres Seres Divinos se ofrecieron como voluntarios para asistir a cualquiera tan enredado en esta creación personal y de la masa de pensamientos, sentimientos, palabras y acciones imperfectas.

¡De ese modo se formó la pri­mera Junta Kármica! A través de Eras sucesivas y recalcitrancia de parte de los Instructores, además de los estudiantes, el núme­ro de los Miembros de La Junta Kármica ha sido incrementado a Nueve, cada Uno representando una Virtud Divina particular temporalmente perdida por el hombre. Los Seres Divinos Quienes comprenden La Junta Kármica califican para Su Cargo de acuer­do al requerimiento. Así que el Cargo y Ser Individual no son siempre el mismo.

¿Cómo estos Miembros asisten al hombre?

Al cierre de cada encamación al alma se le requiere apa­recer ante la Junta Kármica. Aquí a él se le da la oportunidad de explicar LA RAZÓN por las actividades en su última encarnación terrenal. La Junta Kármica a su vez considera LOS MOTIVOS detrás de tales actividades y asigna a cada alma a un reino cuya acción vibratoria sea semejante a la conciencia del tal ser.

Tam­bién en este momento un Instructor se ofrece como voluntario o es asignado a tal alma para que se entienda mejor la razón de su existencia, y en su retorno a la Tierra en la próxima encarnación tendrá la oportunidad de hacer la restitución.

¿De dónde se deriva la palabra «Kármica»?

¡Así como el hombre siembra, también cosechará! Por lo tanto, toda la energía que el alma ha mal calificado se convierte en un ‘mal’ karma y aquella que él calificó de una manera cons­tructiva es buen karma. Con frecuencia esto es referido como la Ley de Causa y Efecto.

¿Qué es el Purgatorio?

El Purgatorio no es un lugar, sino que es la actividad de purga del alma. Al hombre no se le requiere llevar su karma im­perfecto con él hasta que deje su cuerpo camal. El acto de purgación DEBERÍA TOMAR LUGAR tan pronto como él sea privilegiado de conocer del Fuego Sagrado de la Transmutación, y mediante la cooperación de la Junta Kármica y de los Seres Divinos Quienes están esperando para asistirle cuando igual­mente se les invoque.

Aquellos quienes rechazan aceptar esta Verdad mientras están en la encamación de necesidad serán asignados por la Junta Kármica al ejercicio de purgación después de la tan-lla­mada muerte.

¿Qué es el Infierno?

El infierno es el estado de conciencia, uno no confortable, en el cual el hombre cosecha los resultados de sus malas accio­nes. Cuando el hombre aprende el uso del Fuego Sagrado de la Transmutación puede remover los efectos resultantes de sus malas acciones.

Es enteramente un estado de auto-escogencia del hombre por el mal uso del libre albedrío. Él puede permanecer en esa conciencia con su sufrimiento acompañante o desenredarse mediante el acto de purgamiento.

Como previamente les hemos dicho, cada individuo ha vivido durante eras de tiempo. Por lo tanto, la extensión del infierno personal de cada alma y el período de purgamiento está determinado por su uso de la vida a través de esas eras. Su redención requerirá igualmente un balance de esfuerzo constructivo.

No existe permanencia para el infierno o sufrimiento de ningún tipo cuando el individuo ACEPTA LA LEY DEL CIRCULO, asume la responsabilidad completa por las con­diciones en la cuales él vive actualmente y humildemente hace la súplica por asistencia en su redención.

El Señor Theophrastus

La Palabra, julio 1999

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