LA MENTE DEL HOMBRE
UNA INSTRUCCION POR EL MAESTRO ASCENDIDO EL MORYA:
El Puente, julio 1963
La mente del hombre es un ‘centro recibidor’ de las direcciones de La Presencia como se refleja en el espejo claro tranquilo de la Inmortal Victoriosa Llama Triple de Dios en el corazón.
A medida que la corriente de vida se desarrolle distinguiendo entre las corrientes de la Presencia “YO SOY” y la presión de sus propios sentimientos humanos o de otros, la mente externa reflejará claramente la actividad perfecta del día y verán la terminación del Plan en un instante que puede requerir algún tiempo para cumplirse después que el primer destello de Luz ilumina el anteproyecto, el intelecto.
La mente de un hombre es un espejo que refleja aquello que se sostiene delante de éste. El mismo debe sostener el espejo en la dirección correcta para recibir el reflejo perfecto, y luego viviendo el Plan Divino puede llegar a ser más conscientemente un co-trabajador con el Constructor de la Era.
Si un hombre yace en una grama con un espejo en su mano puede ver reflejada la Tierra debajo de él, o el cielo encima sin la visión directa de su ojos terrenales sobre ambas; así es con la mente del hombre. Es una puerta abierta a un reino invisible pero palpable que no está abierto al canal sensorial del no despierto.
Este mundo invisible, sobre el que uno enfoca su mente a través del uso constante de su atención, se refleja en su experiencia personal – o el Reino del Cielo o la miseria humana.
Como la mente es un conductor natural de las direcciones de la Presencia que pasan por el corazón a menos que la mente esté conscientemente alineada con la Presencia y alejada de la opinión humana reflejada, la mente se mueve ciegamente sobre un curso incierto y no cumple su destino con ninguna constancia de servicio.
De vez en cuando en los destellos de iluminación él puede asegurar un impulso directo, pero para el hombre la manera ideal y natural de la vida es tener su mente constante y conscientemente tan calmada y serena que la Presencia pudiera sugerir cada gesto y acción suya, y su vida de ese modo sería una expresión constante de los anhelos y deseos de su Ser Superior.
Así descubren el antiguo adagio, “A medida que la Luz en el corazón ilumina se asegura la Liberación mental.”
El Morya
La Palabra, septiembre 2000 -extractos-