LAS LEGIONES DEL SEÑOR MIGUEL

EL SEÑOR MIGUEL:

The Shamballa Letter, Vol. VII, Nº 36
1 de Septiembre de 1985

Gracias a ustedes a cada bendito corazón de Luz por su dedicación al servicio de la liberación de esta Tierra de toda imperfección. Mi corazón está rebosante de gratitud este día, sabiendo que ustedes y muchos queridos chelas por todo este planeta han aceptado la oportunidad de ser un miembro de Mis Legiones

Ahora saben que muchos, muchos años hemos estado hablándoles acerca de las Legiones del Señor Miguel y ustedes han dicho, «Oh sí, me gustaría ser un miembro «. Bien por un rato, luego otra cosa llega paralelamente y olvidan.

Bien, si Dios les da a ustedes dos manos, ellas son para usarlas. Y si un miembro no es usado, llega a ser inútil. Así que deben, si hacen una aceptación interna de palabra para unirse a Mis Legiones, DEBEN estar determinados a ser un miembro.

Y sepan que cada acto suyo de armonía ayuda a esa fuerza, a esa gran Luz de pureza, a cortar y liberar a todas las naciones, a toda vida de cualquier cosa menor que la perfección.

Todos ustedes conocen la radiación que fluye fuera desde Banff todo el tiempo. Está siempre activa — siempre presente. Pero amplificada cuando Nuestro Foco está especialmente dedicado a ser el Retiro del mes.

Oh necesitamos un Amor especial en este momento, necesitamos Fe, necesitamos iluminación, la iluminación de Dios. ¡Cuán importante es eso! Sólo tómense el tiempo para ser UNO con esa gran corriente de Luz que está siempre – presente por todo el Universo.

La Verdad, como les decimos todo el tiempo, es simple. Ámense los unos a los otros. Estén en armonía entre sí. Y tendrán el logro que su corazón y el Corazón de todo Amor requiere, desea y manifestará. LO DECRETO y será.

Nuestras Legiones son magnificentes. Y la fuerza de esas Legiones les dará todo lo que requieran en cualquier momento para estar determinados, determinados a través del Rayo de la Armonía para salvar a este bendito planeta, para restaurarle a Su perfección ordenada.

Les doy gracias y Dios les bendice a cada uno.

El Señor Miguel

CS VOLUMEN VII – Nro 36 –  1985

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