MAGNETIZANDO LAS IDEAS DIVINAS

LA AMADA SEÑORA ASTREA:
1955
Debido al manto que la humanidad ha creado ante su vista física, no está consciente de los males que ha establecido a través de su experimentación individual con los poderes creadores de pensamiento y sentimiento en sus diversas encarnaciones a través de las largas eras que han sido.
Muy pocas de las personas de la Tierra hoy, amados amigos, saben como usar los centros creadores de pensamiento y sentimiento para el cual fueron creados, es decir – para atraer desde la Inteligencia Divina en el corazón del universo a través del Ser Crístico morador, las magnificentes ideas y moldear esas ideas en forma.
Muy pocas de tales ideas algunas veces son magnetizadas por la humanidad en general desde la Gran Fuente Central.
Mucho más fácil es para el hombre absorber a través de los sentidos externos, a través de la página escrita, a través de la radio y televisión y a través de todos los demás tipos de presión externa de aprendizaje y de la tan-llamada educación aquellos pensamientos e ideas que han sido usados antes.
Es mucho más fácil aceptar como un patrón para el hombre pensante dogmas y credos ya establecidos, religiones y expresiones científicas, que lo que es librar la mente de toda la imperfección que ha sido y retornar a la Fuente de la Creación por la Verdad.
Esa Verdad únicamente puede venir a través de las corrientes de vida encarnadas quienes, rehusando la efluvia discordante de las masas y las medias verdades que no han traído liberación al Individuo o al planeta, se paran dentro de la Llama de sus propias Presencias «YO SOY», invocando esas ideas Divinas de sabiduría y balance, y luego tienen la fuerza y tenacidad para sostener esos pensamientos e ideas dentro de sus corazones hasta que el Espíritu Santo haya alentado la vida y el entusiasmo dentro de ellas con los sentimientos.
¡Cuando esas ideas Divinas han sido maduradas en el Silencio antes de que sean presentadas al mundo, ustedes no tienen teoría luego, amados seres, sino el hecho irrefutable, para la bendición de la raza!
Astrea
La Palabra, mayo 1990 -extractos-