EL PLAN DIVINO DE LA VIDA

Amado El Morya

La actividad natural de su corriente de vida es un flujo o precipitación de Luz, Amor, Belleza, Opulencia y Perfección que, sin interferencia fluiría incesantemente como una fuente de todo Bien hacia dentro del mundo del individuo. Por qué, entonces, hay una lucha si la Luz que pulsa en su corazón es una precipitación natural de todo lo que podrían requerir para una vida gloriosa?

Todo trabajo y labor – toda lucha – toda limitación resulta del sentimiento de la personalidad de que ésta debe ‘hacer alguna cosa’ para sostenerse por si misma. Por lo tanto, no es auto-sostenida, porque ésta debe ser sostenida mediante el esfuerzo constante que prueba que no tiene un lugar natural en el Universo.

La conciencia del hombre ha llegado a estar tan inmersa en la personalidad que él mismo siente SER la personalidad que lleva puesta en cada encarnación, y él la defiende, la protege, la guarda, la alimenta, la viste, y la ama.

A través del robo de la energía de la Deidad, y a través de los medios artificiales, él fuerza el sostenimiento de este impostor centuria tras centuria.

Este es el hombre externo que está constantemente interrumpiendo el flujo natural de todo Bien mediante su sentimiento continuo de que él debe hacer algo.

Por lo tanto, él está precipitando constantemente pero su precipitación meramente distorsiona el flujo puro de la Vida que cumpliría automáticamente el Plan Divino. Esta distorsión toma lugar mediante su calificación de la pura Luz de Dios con pensamientos y sentimientos de limitación, de mala salud, etc. – cada acto, pensamiento y sentimiento aumentando la masa constante del caos del mundo.

Si los estudiantes únicamente pudieran aceptar la instrucción presentada por la Jerarquía Espiritual y hacer que la personalidad renuncie a todo poder, reconociéndose ella misma como nada y permaneciera silente, sabiendo que la Presencia «YO SOY» es el hacedor, el hacer y el hecho, dentro de cuarenta y ocho horas, la Presencia «YO SOY» de cada corriente de vida precipitaría la Luz a través de la forma carnal y transformaría el mundo individual, su cuerpo carnal, y sus experiencias.

Quién entre ustedes es lo suficiente fuerte como para romper su lealtad con la pequeña personalidad Y anclarla sobre esa Presencia «YO SOY» que respira, sin esfuerzo, la belleza de la rosa, la gloria del lirio, la Luz de Helios, y la Inteligencia de los Dioses?

La tarea más difícil es la renunciación del ser personal como el hacedor, y la relajación quieta de enfrentar esa Presencia de Luz y permitirle fluir a través de ustedes y limpiarles!

Libro: La Voluntad de Dios es Luz

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