EL SILENCIO ES EL CAMINO DE LA PAZ

Amado AEolus

EL AMADO SANTO AEOLUS

Octubre 1956

Buscadores de la Paz,

como se ha dicho a menudo -la maestría es la habilidad de controlar una situación sin palabras y sin ninguna acción externa aparente. Un Maestro puede mantener la Paz dentro de un salón, o una nación, mediante la mera exhalación de la Paz Cósmica atraída y focalizada a través de Su propio corazón.

La cosa difícil de aprender para los estudiantes occidentales es dejar la «palabrería» para que, en el silencio de sus lenguas, ellos puedan permitir que hablen sus corazones y las almas de los demás hombres quienes quizás tengan mucho que dar.

Parece muy frecuente en una reunión de estudiantes occidentales, que cada uno esté esperando con el aliento atormentado por una pausa en la conversación, de tal forma que pueda saltar con sus conceptos e ideas. De ese modo cada hombre está tan enamorado del poco conocimiento e historias que él proyecta en cada conversación, que él no abriga nada sino las cosas en su propio mundo, y éstas algunas veces muestran la debilidad de su propia repetición.

Amados seres, en el Silencio se genera el poder, y en el Silencio se aprende la lección desde el corazón de la Verdad. Ese es el por qué en los Retiros Orientales los chelas están atados mediante compromisos de absoluto silencio.

De ese modo sus seres inferiores son detenidos del parloteo constante hasta que el Gran Ser es escuchado desde dentro de ellos, y luego ya no desean expresar las naderías vanas de las personalidades inferiores.

El Silencio es el Camino de la Paz. En el Silencio uno no puede incitar a otro a enojarse ni bajar impedimentos innecesarios para su propio progreso. En el silencio uno no establece las causas que reverberan como efectos destructivos más adelante sobre el camino.

El Aliento de Dios está también impregnado con el Poder para ser usado muy ligeramente. Se evitaría mucha confusión externa si el Aliento fuera conservado dentro del cuerpo hasta que éste pudiera ser emitido para lograr un propósito bueno. Porque un individuo que escogiera entrar al Gran, Gran Silencio, yo le sugeriría una simple fórmula mediante la cual pueda ser un mentor silente sobre su propia corriente de vida.

Permítanle que piense en el Gran Silencio como su Reino del Cielo, la habitación de los Dioses y de los Ángeles, la expresión más elevada de Belleza, Cultura, Amor y Luz que su mente y corazón puedan concebir.

Permítanle que piense que para morar en tal reino él debe adaptarse para que no profane el Silencio mediante ninguna acción vibratoria que no fuera conveniente a tal Reino glorioso.

Permítanle que sus palabras sean siempre cuidadosamente escogidas para que ellas sean dignas de entrar a tal Reino.

Permítanle que él aprenda que cada una de sus acciones creará una vibración afectando al Reino entero. Que cada pensamiento y sentimiento suyo están, de igual manera, aumentando su Belleza o destruyendo su Armonía.

Será visto entonces que, si él vive cada minuto fijo con la conciencia de que únicamente la radiación armoniosa tiene la entrada a ese Reino, él finalmente alcanzará el punto en donde su propia acción vibratoria lo adaptará a morar con toda Vida que ya haya aprendido, y llegue a ser, la Ley del Amor.

Es importante recordar que las vibraciones mentales no pueden gobernar la acción vibratoria de los cuerpos internos eternamente.

La voluntad humana puede silenciar la lengua, pero no los sentimientos rebeldes del hombre interno, pero mediante la Gracia de Dios y la Luz de Dios cambiando los cuerpos internos, el hombre externo de necesidad expresará esa Armonía. De ese modo el hombre externo llegará a un punto donde sus oídos estarán aislados de los sonidos tumultuosos y su corazón lleno de la Voz de Dios y Su Sabiduría Santa.

Y así, Benditos Amigos, por una hora, por un día, una semana, un mes, un año, practiquen generando el sentimiento Maestro Ascendido de la Paz y el Poder en Silencio y Amor.

El Maha Chohan

La Palabra, diciembre 1986

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