MAESTROS DE LA PAZ – BALANCE Y LUZ

Palas Atenea

LA AMADA MADRE MARÍA:

El Boletín, Vol. 9, Nº 52
26 de marzo de 1961

Amados seres, ustedes no pueden consagrar una hora a Dios y veintitrés al hombre y llegar a ser tan libres como desearían, debido a que no existe balance en esa distribución.

Lo sé, porque fui una mujer quien vivió una vez entre ustedes. Por lo tanto, aprendí y conscientemente cooperé con la Ley Cósmica en la consagración de todo, desde el tejimiento de la tapicería para las Paredes del Templo, posteriormente para el tejimiento de las vestiduras del Muchacho Jesús, hasta en el transporte del agua desde el manantial, bendiciéndola antes que Nosotros la tomáramos en Nuestro hogar; bendiciendo Nuestro mantel y Nuestra mesa; bendiciendo Nuestro humilde hogar y a Nuestro encantador Patrón y Protector San José – ahora el Maestro Ascendido Saint Germain – bendiciendo los camastros donde ellos se colocaban; bendiciendo las hierbas y los jardines en el cual servía.

Igualmente sucedía que Mi Vida llegaba a ser una Vida de Energía Consagrada y se convertía en una parte alegre de Mi Ser, así debería ser con ustedes. ¡No debería haber nada que les degrade!

¡Cada bendita cosa que toquen desde un instrumento hasta una mesa, vela, persona, corazón, y sentimiento, dejen que la consagración del Amado Jesús y de Mi Misma y de su Santo Ser Crístico fluya hacia afuera y sea una parte permanente de ustedes, dando Luz a aquello que está en sombra temporal!

Oh, es fácil sentirse rebelde hacia aquello que no les agrada, sin embargo en dónde está su Victoria? La Victoria llega a aquel quien se haya vencido a sí mismo y a sus pasiones tanto ocultas como reveladas.

Aquel, quien ha llegado a ser maestro de la paz y balance y Luz, puede en un momento atraer esa cualidad que se requiere como una bendición para aquietar las aguas turbulentas, atraer los rayos de sol magnificentes, hacer si es necesario que el mar se separe como lo hizo Moisés; mantener la propia Tierra debajo de su pies sólida y dejar una huella de Luz en donde quiera que caminen.

La Amada Madre María

CS VOL.XXI- Nro 14 – 1999 -extracto-

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