PAZ PARA LA TIERRA

Amado El Morya
Amado El Morya

EL AMADO EL MORYA

El Boletín, 25 de febrero de 1958

Una paz duradera puede llegar a la Tierra sólo a través de la buena voluntad. La buena voluntad (la Voluntad de Dios) de seguro, es la Actividad en Darjeeling, es la radiación de Nuestra Llama, Nuestro Rayo y Nuestra Hermandad.

La Buena Voluntad no es fraternidad superficial. ¡La buena voluntad surge exactamente desde dentro del corazón y está compuesta de sinceridad de motivo y diseño, fe iluminada y confianza, buen sentido común, sabiduría y discriminación, y flexibilidad para actuar en un momento en cualquier capacidad a la que alguien se le llame para servir!

La buena voluntad está basada en el amor, no en la adulación. La buena voluntad está basada en el amor a Dios, y amor al hombre donde no existe fanatismo, donde la Luz y Vida del corazón de un hombre, y no el color de su piel, es la conciencia y sentimiento del chela. La buena voluntad está basada en la pureza y desprendimiento.

La buena voluntad es la concentración sobre el desarrollo y uso práctico de esa porción del plan de Dios que sus talentos y capacidades les permitirá utilizar para el beneficio impersonal a la Tierra y Sus evoluciones.

Esta buena voluntad de la cual hablo, es el canal a través dl cual fluye la paz duradera, a través del individuo, de la unidad familiar, de cualquier negocio, o comunidad (secular o espiritual), a través de una nación, y luego a través de un planeta.

Esa buena voluntad no es algo que sea meramente una sonrisa externa, un falso apretón de manos, o un beso de Judas. ¡Ah, no! La buena voluntad de la cual hablo es la de hombres y mujeres consagrados en este planeta Tierra cuyos corazones son puros y cuyas auras leemos tan claramente como ustedes se leen las caras entre sí, aún más claro con mucho, porque a menudo sus caras ocultan lo que sienten.

Que los hombres y mujeres en todas partes, interesados en la Sagrada Voluntad de Dios, sepan que está dentro de su ámbito, establecer la Voluntad de Dios a través de la expresión de su naturaleza innata más inusual, pero que debería ser muy común… Paz sobre la Tierra a través de la buena voluntad para los hombres. ¡Así sea!

El Morya

La Palabra, febrero 1996 -extractos-

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